El ejercicio que quiero proponer es el siguiente: Se trata de durante una semana estar atentos a todas las veces que decimos (o nos decimos): “tengo que ...”, “necesito hacer...”, “debería ...”. Cada vez que lo identifiquemos, la consigna es, sustituir lo primero por esto: “quiero hacer ...”, “he decidido hacer...”, “elijo hacer...”.
Cuando decimos “tengo que …” o “debería ...”, estamos negando nuestra propia libertad personal y nuestra responsabilidad sobre nuestra vida. Si haces algo, siempre siempre, es porque lo elijes, quizá no te guste (a corto plazo, por ejemplo), pero de hecho, si eligieras no hacer eso que dices que debes o has de hacer, podrías no hacerlo (acatando las consecuencias, por supuesto, pero podrías no hacerlo, es decir, que: no tienes que nada).
En cambio, cuando decimos “elijo hacer...” recuperamos nuestra propia responsabilidad y libertad personal de decidir nuestro camino. Nos liberamos de falsas imposiciones externas.
Hay mucha gente que vive en prisiones físicas (cárceles) pero me pregunto cuánta gente vive en sus propias prisiones mentales, y cuál de las dos es más degradante. Lo peor es que en las segundas somos nosotros quienes nos metemos.
sábado, 5 de abril de 2008
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