Dos marineros viajan de puerto en puerto y un día atracan en una isla. Los dos amigos deciden desembarcar y disfrutar del lugar. Paseando, encuentran un arroyo y ven en la otra orilla una mujer lavando ropa. Si bien la joven mujer no es muy bonita, uno de los dos marineros se queda muy impresionado por ella y decide hablarle. Pero ello no le contesta. El marinero, sorprendido, se entera de que la mujer pertenece a una tribu cuyo jefe es su padre. Y según las normas de la tribu, el marinero tiene que hablar primero con el padre antes de poder hablar con la joven.
Su amigo no entiende por qué el marinero pierde tiempo con una mujer que ni siquiera es bella. Pero a pesar de ello el primer marinero decide seguir adelante y hablar con el padre, el jefe de la tribu. El padre le indica que para poder hablar con su hija, tiene que casarse con ella y para ello tiene que pagar una dote. Esta dote se paga con vacas. El jefe se sorprende del interés que tiene el marinero por la joven ya que es la más fea de sus dos hijas. Por ella, pide 2 vacas. Pero se apresura en decirle que tiene otra hija mucho más bonita que vale 8 o 9 vacas. A ello el marinero le responde que está dispuesto a pagar 9 vacas por la joven del arroyo. “¡Pero si vale sólo 2 vacas!” se exclama sorprendido el padre. Finalmente, el padre acepta la oferta y el primer marinero se queda en tierra para casarse con la joven mientras su amigo reemprende el viaje.
Pasa el tiempo y un día el amigo vuelve a la isla. Enseguida va a ver a su compañero, curioso de saber cómo le han ido las cosas. Encuentra a un hombre muy feliz. Mientras hablan y se cuentan sus cosas, pasa una procesión que sigue a una hermosa mujer arrojando flores a la gente. El marinero se fija en ella y sigue la conversación.
- ¿Cómo está tu mujer? le pregunta a su amigo
- -“ mi mujer está muy bien… de hecho, acabas de verla”
- “¡Cómo! ¿Dónde?”
- “En la procesión, es la mujer que estaba arrojando flores”
- “¡¡¡No puede ser!!! Te deje con una mujer poco atractiva y gordita y ésta mujer que acabo de ver ¡es muy hermosa!”
- “Pagué por ella 9 vacas, la traté como una mujer de 9 vacas, y ella ES una mujer de 9 vacas”
Por cuántas vacas nos vendemos o compramos a los otros…
sábado, 5 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Este cuento,encierra una gran verdad.Debería ser más difundido.Gracias.Maria Isabel
Quizá tuvimos oportunidades de conocer muchas mujeres pero ninguna como nuestra esposa a la cual debemos tratar con toda la delicadeza y valorarla como un tesoro invaluable.
Gracias por el cuento fabuloso
Publicar un comentario